
El hoyo. Nos sumerge en un futuro distópico donde la sociedad se encuentra confinada en una vertical prisión, un edificio con un número indeterminado de niveles. Cada nivel alberga a dos personas en una celda espartana, y en el centro de cada celda, un enorme agujero rectangular.
El elemento central de esta prisión es una plataforma que desciende diariamente desde el nivel superior. Esta plataforma está repleta de una variedad de alimentos, suficiente para saciar el hambre de todos los habitantes. Sin embargo, la clave de la supervivencia reside en la solidaridad y la planificación.
Los primeros niveles son los que reciben la plataforma con la comida en su estado más fresco y abundante. A medida que la plataforma desciende, los habitantes de cada nivel pueden comer lo que deseen, pero también tienen la opción de compartir con los niveles inferiores. La plataforma continúa su descenso hasta llegar al último nivel, donde los alimentos suelen ser escasos o inexistentes debido a la voracidad de los niveles superiores.