Un convicto moribundo, Max Gifford (Brian Cox), es excarcelado después de cumplir 30 años por un crimen que no cometió. Intenta retomar la relación con su hija Kate Beckinsale (Sophia), a quien no ha visto desde que era niña, y con su nieto Dylan Baker (Sam), al que nunca conoció. Sin embargo, su violento pasado vuelve para perseguirlos a todos cuando antiguos enemigos resurgen para saldar cuentas pendientes.