Juana de Arco, una joven campesina profundamente religiosa, vive en Domrémy, Francia, durante la Guerra de los Cien Años. A los 13 años, experimenta su primera visión: el Arcángel Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita la visitan y le encomiendan la misión de liberar a Francia de la ocupación inglesa.
Sucesos:
Tragedia familiar: Motivada por su fe, Juana regresa a su aldea solo para encontrarla devastada por los ingleses, y su familia brutalmente asesinada. Este evento la impulsa a cumplir su destino divino.
Encuentro con el Delfín: Años después, Juana, vestida con armadura masculina, se presenta ante el Delfín Carlos VII, el heredero al trono francés. Inicialmente, se burlan de ella, pero su convicción y la profecía que cumple la convencen de su misión:
Liderazgo militar: Juana asume el liderazgo del ejército francés, inspirando a las tropas con su fervor religioso y su coraje en batalla. Bajo su guía, logran levantar el asedio a Orleans, una victoria crucial que cambia el curso de la guerra.
Captura y juicio: Tras su éxito en Orleans, Juana es capturada por los borgoñones, aliados de los ingleses. Es entregada a un tribunal eclesiástico y acusada de herejía y brujería.
Condena y martirio: A pesar de su defensa apasionada, Juana es condenada y quemada en la hoguera a la edad de 19 años. Su muerte se convierte en un símbolo de sacrificio y patriotismo.
Epílogo:
Años después, la Iglesia Católica rehabilita a Juana de Arco y la declara santa. Su legado como heroína nacional francesa pervive hasta el día de hoy, inspirando a generaciones con su valentía, fe y determinación.